Despierta

La sociedad nos exige mostrar eficiencia y eficacia en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestras relaciones.
Debemos ser capaces de ir al ritmo de esta rueda que cada vez se mueve más rápido, a tal velocidad que a veces se nos olvida hacia donde va y por qué vamos en ella. Nos convertimos, sin darnos cuenta, en un engranaje más de esta gran maquinaria que avanza furiosa, echando humo por su chimenea de frío metal, rodando sin parar, alimentándose de lo que encuentra a su paso, tan fría como una gran bola de nieve, pero mucho más dura y gris.
Pero este engranaje de helado metal tiene una particularidad: cada uno de sus componentes es hermoso, capaz de crear y de brillar por si mismo.
A veces algunos de ellos se detienen por unos momentos, levantan la cabeza, refriegan sus ojos, miran y se asombran de la belleza que existe a su alrededor... ¿cómo no haberla visto antes, si siempre ha estado ahí? se preguntan.
Los que prestan más atención vuelcan la mirada hacia si mismos y descubren que esa belleza que acaban de re-conocer a su alrededor, se encuentra tambien dentro de ellos mismos, comienza dentro de ellos y se expande a su alrededor.
Pasa habitualmente que después de unos instantes, estos seres vuelven a sumergir su cabeza entre las miles de cabezas y retoman el compás.
Algunos pueden intentar girar la rueda hacia otro lugar, otros destruirla y hay los que comprenden que la gran máquina de hierro no existe más allá de las necesidades de quienes la componen, que es el resultado de los deseos de millones de seres humanos, que por esforzarse tanto en "hacer las cosas bien" olvidaron lo maravillosos que eran y las capacidades infinitas que tenían... mucho más allá de "seguir la corriente".
Esto está lejos de ser una invitación a la anarquía o algo parecido. La sociedad es el resultado de lo que nosotros hemos hecho de ella y se basa en nuestra necesidad de relacionarnos y vivir en comunidad.
Esta es más bien una invitación a mirar-nos, a ver dentro de nosotros, re-conocernos y descubrir nuestra individualidad, lo maravillosos y originales que somos y nuestro mayor don: la gran capacidad de entregar y de recibir amor.
Es una invitación a atreverse a ser lo que quieras ser: a bailar, a jugar, a pintar, a sacudirte el polvo que tengas encima, a levantar la cabeza, mirar el cielo y volver a asombrarte, como cuando eras niño, cuando no te daba vergüenza decir "te quiero", pedir un abrazo, reirte a carcajadas, llorar a gritos.
¿Qué pasó con ese niño? búscalo en ti, debe estar ansioso porque le des permiso para salir.

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